–Por favor amor– pedía la castaña quien intentaba darle de comer a
su pequeño hijo.
Estaba en el comedor con su hijo intentando darle de comer pero
este se negaba.
–No quelo– dijo el niño mirando hacia otro lado.
Tanto Sel como Nick quienes también estaban ahí miraban con
curiosidad ante la negación del pequeño niño.
–¿Quieres qué le diga a papi qué no quisiste comer hoy?– pero su
hijo no le contestó. Suspiró con cansancio dándose por vencida y dejando el
plato sobre la mesa.
–Extraña a Joe– dijo Ncik.
–Demasiado– lo apoyó su novia.
Había pasado tres años desde el nacimiento de su pequeño hijo,
tanto Sel como Nick seguían viviendo con ellos y su relación iba de maravilla,
tanto así que planeaban casarse dentro de un año. Hacía quince días que Joe se
había ido a New York, tenía unos negocios allá y como cinco meses atrás había
decidido ponerse a cargo de sus negocios con ayuda de Mark, ahora trabajaba.
Todavía no hacía ni un año que se habían graduado, tanto Nick como Joe en finanzas, mientras Demi en psicología tres meses
después, tenía un trabajo de medio tiempo en el hospital donde había nacido su
hijo como ayudante de psicóloga con una doctora. Sel estaba ya en la
universidad y se había decidido a la fotografía.
–Necesitas comer– le volvió a decir a su hijo.
–¿Quieres chocolate cielo?– Miró a su tía con ojitos brillantes y
una gran sonrisa.
–No hasta que coma– tanto Sel como Joe lo tenían mal acostumbrado.
Chocolate antes de la comida. –Así que si quieres chocolate tendrás que comer–
dijo con tranquilidad.
–Espero que para mi también haya chocolate– todos observaron hacia
donde provenía la fuerte y profunda voz.
–¡¡Papi!!– chilló, se bajó de la silla casi cayendo al piso y
corrió hasta su padre.
Tomó a su pequeño hijo en brazos y lo alzó, le hizo cosquillas y
besó sus sonrosadas mejillas.
–¿Me extrañaste?– le preguntó sonriendo y despeinándolo.
–Sip– aceptó. –Mucho, mucho–
–Traes una cara terrible– le dijo su mejor amigo con burla.
–Gracias, me fue de maravilla–
dijo en tono de sarcasmo al sentarse.
–¿Tienes hambre?– le preguntó Demi, la mirada que le dedicó la
hizo sonrojar.
–¡Oh coño, vallan a follar a la recamara por favor!– dijo con
picardía Nick al ver como ambos se miraban.
–El día que Rodri diga algo como eso me olvido que eres mi mejor
amigo y te jodes– le dijo.
–Si no es que antes dice unas de tus tantas palabritas– sonrió.
–¿Cono?– preguntó el niño con el entrecejo fruncido y sin
entender. –¿Folar?–
–Rodri, amor, nunca, pero nunca de los nunca repitas lo que tu
querido tío dice y mucho menos lo que dice tu papi– le dijo su tía con una
sonrisa.
–¿No?– volvió a preguntar el niño. –¿Por qué?–
–Vamos a comer amor– le dijo su madre sacándolo de las piernas de
su padre.
&&&&––&&&&
Hacía apenas pocas horas que había regresado de NY, solo quince
días había estado lejos de su familia y los había extrañado demasiado.
–¿Y tú no me extrañaste?– le preguntó a Demi.
Ambos estaban en su habitación.
–Si– sonrió.
–Mmmm– se acercó y la tomó de la cintura. –¿Cuánto?– dio pequeños
besos sobre sus mejillas.
–Mucho...–
Inclinó el rostro sobre el femenino y tomó sus labios en un rápido
y apasionado beso.
–Necesito una ducha– susurró contra sus labios. Cuando estuvo
apunto de separarse ella lo rodeó del cuello y profundizó el beso. Su lengua se
deslizó con autoridad dentro de la boca femenina y saboreó su sabor. Había
extrañado su sabor, su cuerpo apretarse contra el suyo.
La tomó en brazos y caminó hasta el baño donde la depositó en el
piso.
–Morbosa– dejó un camino de besos desde sus labios hasta su cuello
donde se entretuvo unos minutos.
–Es tu culpa– se mordió el labio cuando una masculina mano le
apretó un pecho lo cual la hizo jadear.
Tener un hijo había tenido su ganancia, sus pechos estaban más
voluptuosos.
–¿Ah si?– le preguntó con malicia al sus dedos jugar con el pequeño
pezón sobre la tela. –Sin sujetador eh– lamió su cuello.
–M....me mo...molestan– y era la verdad, desde hacía dos semanas
le molestaban y cuando estaba en la casa no lo usabas.
Se separó de su cuello y la observó con una ceja alzada.
–¿Te has sentido mal?– acunó sus pechos entre sus manos.
–No...– suspiró con placer.
–¿No te has desmayado?– volvió a preguntarle observando su
sonrojado rostro. –¿Demasiado cansada?–
–Solo algo cansada– lo miró sin entender. –¿Sucede algo?–
–Tal vez– se acercó a sus labios y la besó.
Con lentitud le desabotonó uno a uno cada botón y cuando terminó
acarició los fuertes músculos de sus brazos. Lo había extrañado horrores.
&&&&––&&&&
–Mami, mami– se escuchaba el pequeño grito de una niña de
aproximadamente tres años.
–Ali, mami está ocupada– le dijo una mujer de cabellos castaños
oscuros. –¿Todo bien?– le preguntó a una mujer de cabellos castaños claros,
llevaba lentes y tecleaba con rapidez en el ordenador.
–Ya casi termino– dijo Miley.
–Iré a llevar a dormir a Ali– le dijo para luego tomar a la niña
en brazos.
Era una niña de cabellos castaños claros. Miró a su madre marchar
con su hija en brazos y suspiró con cansancio. Apoyó la cabeza contra el
espaldar de la silla y miró al techo.
–Vuelve pronto Logan– dijo con tristeza mientras se acariciaba el
vientre donde crecía su segundo hijo.
&&&&––&&&&
–¡Rodri vuelve aquí!– le ordenó su tía corriendo tras del pequeño.
–¡Nop!– siguió corriendo mientras sonreía.
–Para ser un niño de tres años tiene demasiada energía– decía Nick
sonriendo.
–Cállate y ayúdame– tomó un profundo respiro.
–Lo siento amor– se disculpó. –Pero tengo que llamar a mi tío– le
dio un rápido beso y se alejó hacia el estudio.
–¡Muy bien Rodri, prepárate que tiita cuando te ponga las manos
encima te duchará con agua fría!– gritó para que su pequeño sobrino la
escuchara.
Corrió escaleras arriba buscándolo en las habitaciones donde no lo
encontró.
–Muy bien travieso ya sé donde estás– abrió con lentitud la puerta
de la habitación de su hermano.
Buscó por toda la recamara pero nada y fue cuando decidió buscar
bajo la cama donde estaba el niño.
–Te encontré– le dijo sonriendo y jalándolo por sus pequeñas
piernitas.
–¡Noo!– rió el niño al sentir como su tía le empezó a hacer
cosquillas. –¡No tiita!– dijo riendo.
–Muy bien pequeño travieso es hora de ducharte– se incorporó y lo
tomó de la mano pero cuando empezó a caminar hacia la puerta el niño se zafó de
su agarre y corrió hasta entrar al baño. –¡Rodri!– corrió tras él, se detuvo al
ver a su sobrino mirando a sus padres.
Ahí estaba Joe en el jacuzzi con Demi entre sus piernas dándole la
espalda mientras dejaba pequeños besos sobre su cuello.
–¡Rodri!– gritó su madre sonrojada, agradeció que había burbujas
suficientes las cuales tapaban su desnudez.
–¿Qué hacen aquí?– había escuchado los pequeños gritos de su hijo
y la voz de su hermana pero no pensaba que fueran hasta el baño.
–Cierren la puerta– les dijo Sel.
–Estamos en nuestra habitación– le dijo con tranquilidad su
hermano.
–Rodri los pudiera ver–
–Quelo baño con mami– corrió hacia el borde del jacuzzi y estiró
los brazitos para que su madre lo tomara.
–Mami está con papi campeón– le dijo su padre observándolo.
–Baño con mami– infló las pequeñas mejillas haciendo un puchero.
Su pequeño hijo era un vivo retrato suyo, sus ojos cafes, sus
cabellos de su mismo color, su misma mirada, hasta su inteligencia, Rodri era
un bebé muy inteligente, a pesar de sus cortos tres años hablaba con claridad y
claro habían palabras que no sabía pronunciar como todo niño de su edad. Había
caminado a los sietes meses y a los ochos dijo sus primeras palabras las cuales
fueron papá para sorpresa de Demi la cual al ver
como su hijo se ponía celoso cuando Joe la besaba pensaba que diría mamá primero.
–Siento celos– susurró contra el oído de Demi. La castaña sonrió.
–Amor ve con tiita que papi saldrá para que puedas entrar con
mami–
–¿Me pregunto a quién habrá salido tan demandante?– preguntó Sel
al ver a su sobrino salir del baño.
–No sé– giró los ojos mirando hacia Joe quien sonreía con
arrogancia.
–Que puedo decir– dijo. –Si no te molesta tengo que salir antes
que mi propio hijo me prohíba tocar a mi mujer– le dijo a su hermana la cual al
escuchar aquello los dejó solos. –Pensé que tendríamos más tiempos solos–
deslizó una mano al encuentro de unos de sus pechos.
–No hagas eso– susurró.
–Mmmm– besó su cuello en la parte de atrás.
Decidió salir del agua, lo miró de arriba abajo mordiéndose el
labio y con las mejillas sonrojadas, el agua se escurría por todo su magnifico
cuerpo.
–No seas pervertida cerecita– sonrió con malicia y tomó una toalla
la cual estaba sobre un sillón rojo y se la colocó al rededor de la cintura.
–No es mi culpa– dejó la mitad de la cara hundida en el agua para
apartar el sonrojo.
Nuevamente vieron a su pequeño hijo entrar en el baño.
–Por ahora mami es toda tuya– se puso a la altura de su hijo y
este le sonrió. –Recuerda que mami es de papi– susurró en su oído y este se
sonrojó. –¿Entendido?– le preguntó con una sonrisa.
–Sip– asintió sonriendo.
&&&&––&&&&
–¿Crees qué nuestros hijos lo acepten?– preguntaba una mujer.
–No tienen porque no hacerlo– le dijo un hombre de cabellos
castaños. –Tú me quieres y yo te quiero, no le veo nada de malo–
–Me preocupa tanto– dijo con tristeza. –Sé que Joseph no me
perdona completamente– le dijo.
–No pienses en eso amor– dijo el hombre ofreciéndole una taza. –Los
chicos ya son adultos– dijo –Si mi hija me perdonó Joseph también te perdonará–
le aseguró el padre de Demi.
&&&&––&&&&
Tenía la mirada fija en un punto no definido, estaba pensando en
el día anterior. Demi le había dicho que el sujetador le molestaba y cuando le
había preguntado que si había estado cansada lo había aceptado. Embarazada, era
una posibilidad, se había cuidado desde hacía casi tres años pero antes de irse
a New York no lo había hecho.
–¿Qué tanto piensas?– le preguntó su mejor amigo.
–Creo que Demi está embarazada– se llevó una mano al cabello.
–¿Por qué?–
–Si sacamos que antes de irme no nos cuidamos y que en la mañana
se sintió algo mareada, ¿no crees qué es suficiente cómo para qué lo crea?
–¿Sabes para qué se hicieron los preservativos amigo mío?– sonrió.
–Para ponértelo en la boca– sonrió. Ambos se encontraban en un
restaurante esperando a un socio para almorzar.
&&&&––&&&&
Estaba feliz, Joe en la mañana le había entregado una llave, la llave
de su consultorio, podría poner su propio consultorio como psicóloga. Estaba en
el hospital despidiéndose de los amigos que había hecho y dejando todo en orden
ya que estaba ansiosa por empezar en su propia oficina. Sel la había
acompañado.
–Mami– la llamó Rodri jalando su falda para llamar su atención.
–¿Qué pasa amor?– le preguntó.
–Quelo jugo– le dijo
–Vamos pequeño travieso– Sel lo tomó en brazos. –Tiita te llevará
a la cafetería mientras mami termina aquí
Apenas vio a su cuñada e hijo desaparecer por la puerta se sintió
mareada.
–¿Qué me pasa?– se llevó la mano a la frente al ponerse de pie.
–Estoy tan cansada– susurró y se tuvo que sostener a una silla para no caer.
&&&&––&&&&
Había salido de la cafetería con su sobrino cuando unas enfermeras
llamaron su atención.
–Tiene el pulso muy bajo– escuchó que decía una enfermera.
–Hay que llevarla a observación– dijo un doctor. –Nombre de la
paciente– pidió.
–Demi Jonas– Sel se quedó sin entender –Es ayudante de la doctora
Tania– dijo –La encontramos desmayada en la oficina de esta–
–¿Mami?– al escuchar la voz de su sobrino lo tomó de la manita y
se acercó.
–¿Qué le pasó a Demi?– la miraron con una ceja alzada.
–No le podemos dar esa información– le dijo el doctor.
–Soy su cuñada– dijo –¿Está ella bien?– volvió a preguntar
preocupada.
–No reacciona– dijo el doctor. –La estamos reanimando–
–La encontramos desmayada
Se quedó sorprendida, pero no hacía ni veinte minutos que estuvo
con la castaña y ella estaba bien. Rodri quien no entendía, pero si comprendía
que algo pasaba con su madre se soltó del agarre de su tía y corrió por donde
se habían ido el doctor y la enfermera.
–¡Rodri!– lo llamó y fue tras él, al doblar en la esquina se
encontró a su sobrino poniéndose de pie y una niña frente a él la cual también
se ponía de pie. Habían chocado. –¿Estás bien cielo?– se puso a su altura y le
sacudió la ropita, este solo rodeó su cuello y empezó a llorar. –No llores– lo
abrazó. –Mami está bien– le acarició el oscuro cabello. –¿Estás bien?– le
preguntó a la niña la cual tendría la misma edad que su sobrino.
–Sip– dijo con una sonrisa al sacudirse la ropa.
Ella le sonrió encantada, era una niña preciosa, con cabellos
castaños claros y ojos azules, su carita era redonda y traía una camisita verde
limón y un pantalón fucsia.
–¿Dónde está tu mami?– preguntó.
–¡Ali!– una mujer se acercó corriendo. –¿Niña cuánto te he dicho
qué no te apartes de mi mientras tu madre está dando su charla?– la regaño.
–Siento abuelita– dijo la niña.–Ta llorando– apuntó a Rosri quien
ya no lloraba, pero si seguía con el rostro escondido entre el cuello de su
tía.
La mujer miró a la chica y luego al bebé al cual no le vio el
rostro.
–Lo siento mucho si mi nieta causó algún problema– se disculpó
haciendo una reverencia.
–No, para nada– sonrió. –Ellos solo chocaron–
–Nuevamente disculpe– pidió. –Discúlpate Ali– le dijo a su nieta
quien estaba buscando algo dentro del bolsillo de su pantalón.
–Toma– sacó la mano del bolsillo donde había un pequeño chocolate
y la estiró hacia Rodri el cual siguió con el rostro escondido. –¿No queles
chocoate?– le preguntó con tristeza al bajar la manita.
–¿No quieres chocolate cielo?– le preguntó a su sobrino. –Ella te
está dando uno– le dijo cuando él asintió contra su cuello.
Cuando su tía lo dejó en el piso miró a la niña y luego al
chocolate que le ofrecía, lo tomó y le sonrió. Mientras Rodri comía el
chocolate y la mujer y aquella preciosa niña se alejaban había llamado a su
hermano.
–¿Qué pasa?–
–Joe, Dems se desmayó– miró a su sobrino, no quería alertarlo.
–¡¿Qué?!– exclamó. –¿Qué tiene?
–No lo sé, será mejor que vengas– le dijo. –Estamos en el
hospital–
–Enseguida voy
&&&&––&&&&
–¿Un niño?– le preguntaba a su hija.
–Siii– dijo emocionada –Guapo– dijo –Pelo tiste
–Parece que chocó con un niño– le dijo su madre. –Hasta le dio su
último chocolate
–¿De verdad?– le preguntó a su hija. –Pensé que era para papá
–Pelo él taba muy tiste
–¿Ya terminaste?– le preguntó su madre.
–No, tengo otra charla dentro de una hora– le dijo.
Estaba feliz, si algo había aprendido desde que tenía aquella
enfermedad era a valorar lo que tenía. Tres meses después de haberse ido de
EEUU en unas de sus tantas visitas medicas se había enterado que estaba
embarazada lo cual fue una verdadera sorpresa y más sorpresa se llevo un día al
abrir la puerta de su casa y encontrarse a Logan, un chico con el que había
tenido varios encuentros, la mayorías de ellos, pero cuando este le dijo que
quería algo serio y formal con ella se había acobardado y lo había rechazado,
luego descubrió que tenía aquella enfermedad, él había insistido y al final
luego de varias consultas y charlas medicas comprendió que tener esa enfermedad
no significaba que no podría tener una pareja. Logan nunca se contagio y otra
curiosidad fue que sacando cuentas su hija era de él.
Su hija había nacido sin la enfermedad y ahora estaba embarazada
de cuatro meses porque el preservativo se había roto y con los cuidados
necesarios su bebé nacería limpio. Su larga melena clara había pasado a una
corta sobre sus hombros. Estaba decidida a disfrutar de su familia, de sus hijo
y esposo, se dedicaba a dar charlas a los jóvenes sobre la prevención. Hacía
pocas horas que había vuelto a EEUU luego de tres largos años.
&&&&––&&&&
Hacía una hora que había llegado al hospital y no le habían dicho
nada sobre el estado de Demi, tenía que mantener la calma, Rodri era demasiado
observador y no lo quería asustar.
–¿Papi?– lo llamó su pequeño hijo el cual venía de la cafetería
con su abuelo y abuela. –¿Y mami?– buscó a su madre con la mirada pero no la
encontró.
–Mami está bien campeón– se puso a su altura y le sonrió para
tranquilizarlo.
–¿Familiares de Demi Jonas?– preguntó un doctor acercándose.
–Soy su esposo– tomó a su hijo en brazos y se irguió. –¿Qué tiene
mi esposa doctor?– preguntó.
–Afortunadamente ella y el bebé están bien– le dijo. –Solo una
pequeña anemia la cual con las vitaminas adecuada no pasará a mayores
–¿Bebé?– preguntó su cuñado.
–Si– dijo el doctor –Tiene aproximadamente como un mes– les dijo.
–¿La puedo ver?– le preguntó Joe.
–En estos momentos está descansado– les dijo. –Parece que a estado
bajo presión y eso la tiene muy agotada. La dejaremos descansar unas horas–
dijo para luego marcharse.
–Eso explica su constante cansancio– dijo Robert minutos después.
–Rodri– menciono Sel, tomó a su sobrino de los brazos de su
hermano. –Tendrás un hermanito cariño– le dijo sonriendo.
–O hermanita– comento Nick.
–No quelo– dijo haciendo puchero. –No quelo hermanito– Todos lo
miraron.
–Rodrigo– lo llamó su padre en advertencia. Su hijo lo miró con
enojo, al ver la actitud de su pequeño hijo suspiró.
–Rodri, mami necesita que quieras a tu hermanito– lo dejó en el
piso y lo miró.
–¡No quelo tiita!– chilló con lagrimitas en los ojos.
–Cariño– lo llamó su abuela poniéndose a su altura. –Sabes, ahora
tendrás con quien jugar– le dijo con una sonrisa acariciando su cabello.
–Tendrás que cuidarlo porque será muy pequeñito
–Pero...– miró a su padre y bajó la mirada. –Papi y mami ya no me
quelan– sollozó. Se le rompió el corazón al escuchar lo dicho por su hijo.
–Creo que tendrás que hablar con él– le dijo su mejor amigo.
Miró a su pequeño hijo largamente.
–¿Quieres hablar campeón?– se puso a la altura de su pequeño el
cual permanecía con la cabeza baja. Este negó mientras se llevaba una manita a
los ojos– Sé que estás enojado– apoyó el mentón sobre la cabecita de su hijo.
Si algo había aprendido en esos tres años era que según más crecía
su pequeño hijo su carácter se parecía más al suyo. Los primeros meses de vida
pensó que su carácter sería como el de su madre, despreocupado, pero no fue
así.
–¿Le dirás a papi por qué estás enojado?– le preguntó luego de
unos minutos en silencio.
–No quelo hermanito– susurró.
–Rodri– dijo bajito con el mismo tono que usaba su hijo –Mami y yo
siempre te vamos a querer campeón– le aseguró.
–Pero...– nuevas lagrimas empañaron sus ojitos.
–Te prometo que siempre te vamos a amar– le levantó el rostro y le
apartó las lagrimas que mojaban sus sonrosadas mejillas. –¿Amas a mami no?–
sonrió cuando lo vio asentir con rapidez. –¿Y a mi?– nuevamente asintió con
rapidez. –Entonces tienes que amar a tu hermanito o hermanita– jugó con su
pelo. –Si lo haces, eso pondrá feliz a mami y a mi– dijo. –Pero si no quieres a
tu hermanito mami llorará y papi estará triste– era sorprendente como su
pequeño hijo entendía todo lo que le estaba diciendo cuantos niños de su misma
edad no lo entenderían.
Lo vio bajar la mirada como buscando algo.
–¿Lo vas a querer?– su hijo era tan difícil como él, en momentos
así era que le gustaría que se hubiese parecido más a Demi que a él.
–Sip– una hermosa sonrisa adornó el rostro del niño.
Sonrió con ternura y más cuando su hijo lo rodeó del cuello y lo
abrazó. Dos horas después Joe permanecía con la espalda recargada a una pared,
su hermana se había llevado a Rodri a la casa dos horas atrás para alimentarlo
y ponerlo a dormir su siesta.
–Tienes una buena puntería– se burló su mejor amigo.
–Déjalo– dijo con una ceja alzada, sabía por cual camino iba.
–Embarazaste a Demi la primera vez, la noche de aquella fiesta y
ahora dejaste de protegerte y la embarazas– sonrió. –Trataré de hacer lo mismo
con Sel– dijo con malicia ganándose una mirada de odio por parte de Joe.
&&&&––&&&&
Abrió los ojos desconcertada, ¿dónde estaba?, su mirada se posó en
su esposo el cual la miraba con algo de preocupación.
–Joe...– su voz salió en un susurró. Intentó erguirse en la cama
pero él la detuvo.
–Tranquila– le dijo.
–¿Qué me pasó?– le preguntó.
–Te desmayaste– le apartó un mechón de pelo del rostro.
–¿Por qué?– preguntó sin entender.
–Parece que tienes anemia– le dijo –¿No has descansado desde qué
me fui a NY no?– le preguntó. Ella guardó silencio, como decirle que apenas
podía pegar los ojos en las largas noches que él no estuvo con ella. –Tienes
que descansar tonta– se puso de pie y caminó por la habitación. –No te puedes
enfermar, le hace daño al bebé–
–Quiero verlo– le pidió. La miró sin entender.
–¿Dónde está Rodri?–
–No estoy hablando de Rodri– se volvió acercar y depositó una mano
sobre su vientre. Su corazón latió con rapidez al sentir la mano de su esposo
sobre la tela de la blanca sabana acariciando su vientre– Estás embarazada
–Pero...– dijo –Nosotros nos cuidamos– dijo sin creer lo que le
decía.
–Antes de irme a New York no lo hicimos cerecita
Se llevó las manos al vientre cuando Joe se hubo alejado y una
sonrisa se posó en sus labios. Embarazada. Su sonrisa se desvaneció al ver el
rostro de su esposo.
–Lo siento– bajó la mirada apenada.
–¿Por qué?– se pasó una mano por el cabello.
–No querías otro bebé– susurró.
–¿Eso crees?– volvió a preguntarle con una ceja alzada.
–¿Lo quieres?– lo observó con alegría.
–Tonta– susurró. –¿Es mi hijo no?– preguntó.
–Si pero...– dudó. –No querías a Rodri cuando quedé embarazada- nuevamente
bajó la mirada, a pesar que hacía ya tres años de aquello siempre tuvo miedo de
quedar embarazada nuevamente y que él rechazara al bebé.
&&&&––&&&&
Ya eran las cinco de la tarde cuando a Demi le dieron de alta,
debido a la anemia le habían recetado vitaminas, una dieta y sobre todo
descansar por lo menos durante tres semanas.
–¿En serió?– preguntaba un hombre de cabellos color chocolate.
–Si, hasta le dio su último chocolate– dijo una mujer de cabellos claros.
–Taba muy tiste papi– dijo la pequeña niña.
Mientras aquella pareja hablaba muy animadamente a pocos pasos
detrás iban Demi y su familia.
–¿Entonces no podré abrir mi consultorio hasta dentro de tres semanas?–
le preguntaba a Joe quien caminaba a su lado con su hijo en brazos.
–Hija, tienes que descansar– le dijo su padre.
–No estoy cansada– susurró.
–Si no lo estuvieras no andarías desmayándote por ahí– le dijo su
hermano.
–Míralo del lado bueno Dems, Rodri, tú y yo podríamos irnos de
vacaciones– le dijo su cuñada.
–Olvídalo– le dijo su hermano. –El doctor la mandó a descansar no
a andar saliendo– su hijo jaló su camisa llamando su atención. –¿Qué pasa?– lo
observó y luego a donde estaba señalando.
Su mirada se posó en la pareja que caminaba pasos delante de
ellos, pero en especial en una niña quien miraba hacia su hijo.
–¿La conoces amor?– le preguntó su madre.
–Sip– dijo sonriendo.
–Es la niña que le dio el chocolate– dijo su tía
–¿Chocolate?– preguntó su novio.
–Si, parece que chocaron y ella le dio un chocolate
–¿Dejaste qué Rodri lo comiera?– le preguntó a su hermana.
–No le vi nada de malo– dijo sin entender.
–¿Ali qué miras cielo?– le preguntó su madre con interés.
–Es él– señaló con su manita algo que hizo que sus padre miraran
hacia atrás.
La mujer miro a la castaña, la cual se quedó de piedra, la
reconoció, estaba muy cambiada pero esa era Miley, su mejor amiga.
Al ver la palidez de Demi se preocuparon.
–¿Te sientes mal Dems?– le preguntó su cuñada.
–¿Querida?– la llamó su suegra. Vieron como la niña corría hacia
ellos.
–Hola– saludó con voz chillona y feliz.
–Hola hermosa– la saludó Robert poniéndose a su altura.
Joe dejó a su pequeño hijo en el piso y este se acercó a la niña.
–No ta tiste– se sorprendieron cuando la vieron abrazar a Rodri.
–Ali, amor– se acercó su padre.
–¿No es esa Miley?– le preguntó Nick a su mejor amigo quien
observaba a Demi, quien seguía con la mirada fija en la chica.
–Eso parece– le dijo.
–Siento el atrevimiento de mi hija– se disculpó el hombre.
–No se preocupe– le dijo el padre de Demi.
–¿Pero cómo?– habló Demi luego de unos minutos.
–Es un gusto volver a verte Demi– la saludó Miley al acercarse.
Estaba sorprendida, luego de tres años veía a su amiga, lo último
que supo de ella había sido una carta donde ella le explicaba sus razones por
haberse marchado y alejado. Su mirada cayó al pequeño y abultado vientre de
Miley.
Al verla cerrar las manos hasta hacerlas puños lo tomó de los
hombros.
–Tranquila– le susurró su esposo.
Esta feliz de volver a verla pero estaba furiosa también, solo
recordar que ella había preferido irse y sacarla de su vida la hizo enfurecer.
–Quiero irme– bajó la mirada.
Joe la guió saliendo hasta el estacionamiento del hospital dejando
a los demás atrás.
–Vamos pequeñín– le dijo Nick tomando a Rodri en brazos el cual
protestó.
–Tiito– protestó el niño.
–Tu hija es una monada– le dijo Sel antes de marcharse detrás de
su novio y sobrino.
–¿Me odia no?– preguntó con tristeza Miley a Zac.
–Solo está dolida– le contesto.
&&&&––&&&&
Al fin luego de varios minutos en casa Demi había dejado de llorar.
–Se veía feliz– susurró.
Estaban en la habitación acostados mientras ella tenía la cabeza
apoyada en su pecho y él acariciaba sus castaños cabellos.
–¿Eso es lo importante no?– le preguntó, recordaba todo el dolor
de la castaña el primer año de la partida de su mejor amiga, trataba de
esconderlo pero con él presente no podía. Luego de dos meses de la ida de Miley
pensó que ella se había resignado pero cuando recibió aquella carta se derrumbó
y estuvo triste por largos meses hasta que ella misma había decidido no llorar
más.
–Supongo que si– sintió la mano que estaba antes en sus cabellos
recorrer su espalda.
–¿Hablarás con ella?–
–No sé
–Pequeña tonta– sonrió
–No me digas así– levantó el rostro y lo miró. –D-E...–
–Demi– susurró su nombre lentamente, saboreándolo, nunca le había
dicho y ni le diría pero le gustaba llamarla por su nombre, llevó una mano tras
su cuello y la hizo inclinar la cabeza para quedar a escasos centímetros de sus
labios. Unos golpes en la puerta los interrumpieron.
–La cena está servida– escucharon detrás de la puerta la voz de
una chica de servicio.
–Estoy hambriento– le dijo cuando ella volvió a recostar la cabeza
en su pecho.
–No quiero salir de la habitación– le dijo.
–Necesitas comer
&&&&––&&&&
–¿Cómo estás?– le preguntó su padre cuando ambos estuvieron en el
comedor.
–Bien– sonrió.
Joe podía llegar a ser un tonto aunque habían pasado tres años
pero siempre la animaba de una forma u otra.
PDV
Rodri
Vi como mami y papi llegaban al comedor, mi mami venía feliz, muy
feliz. Papi de seguro le había dado besitos, sip, a mi corta edad sé mucho, a
veces papi me dice que eso lo saqué de él. Todavía hay palabras que no sé decir
muy bien, pero entiendo claramente la mayoría de las cosas. ¿Lo tan notando
verdad?
Miré a mi papi con celos, no entendía que mami era mía. Mi mami
era tan linda, siempre me besaba, jugaba conmigo, me hacía cosquillas y cuando
papi me dejaba, nos duchábamos juntos.
En el hospital me sentí triste, no quelía un hermanito o
hermanita, ellos lo iban a queler más que a mi o por lo menos eso pensé antes
de que papi me hablara. Tiita y tiito dicen que soy igualito a papi, tanto como
físico como en carácter. Al decirme papi que él y mami siempre me iban a amar
me sentí feliz de nuevo, él siempre cumple sus promesas.
Mi misión era ahora cuidar de mi mami pala que mi hermanito
tuviera bien y conseguir que papi dejara de besarla. Solo yo quería besar a mi
mami.
Fin PDV
Rodri
–¿Donde ta hermanito?– preguntó el pequeño Rodri llamando la
atención. –Quelo verlo–
–Pequeñín para eso tienes que esperar– le dijo su abuelo.
–¿Por qué?– preguntó sin entender.
–Que lo traiga la cigüeña amor– dijo su madre con una pequeña
sonrisa.
–No le mientas– le dijo Joe.
–¿Cigüena?–
–Si, ella trae a los bebés– ignoró a su esposo.
PDV
Rodri
¿Un ave?, tenía muchos libros de animales y la cigüena era un ave.
¿yo salí de un ave?.
–¿Salí de un ave?– no sabía de donde venían los bebés.
Mami se quedó en silencio y vi que se sonrojo cuando papi le dijo
algo al oído.
–Si, una cigüeña trae a los bebés de París– me dijo y yo solo pude
alzar una ceja.
Me quedé pensando.
–¿Tonces cuándo la cigüena me trajo a mami y a papi yo era un
huevo?– pregunté sin entender.
–No– dijo mami con rapidez y pude escuchar como abuelos y tiitos
reían y ella solo se sonrojaba.
–No lo confundas más cerecita– escuché decir a papi. Él siempre la
llamaba así, una vez me dijo que lo hacía porque mami sonrojada parecía una
cereza y que ese era su nombre personal
para ella. Pero eso solo yo lo sabía –Naciste del vientre de mami campeón– me
dijo papi.
–¿La baliga?– pregunté.
–Si, ahora tu hermanito está donde tú estabas–
Bueno lo que decía papi era más creíble que lo que dijo mami. Papi
era muy inteligente, él siempre ayudaba a mami cuando ella no entendía cosas.
Saben, creo que mami sabe todo lo que sabe por mi papi.
Fin PDV
&&&&––&&&&
Dos horas luego de haber cenado estaban reunidos en la sala, ¿Sus
padres juntos?, esa si que no se la esperaban. Hacía algunos meses que la madre
de Joe volvió de New York y tanto ella como el señor Lovato se habían vuelto
realmente amigos pero no creían que había algo más. Los únicos que no parecían
sorprendidos eran Zac y Robert ya que ellos lo sabían.
–Nunca nos dijeron nada– dijo Sel
–Queríamos estar seguros– contesto su madre.
Sel la había perdonado meses después del nacimiento de Rodri y
aunque sabía que no se merecía el perdón de ningunos de sus hijos saber que su
hija la había perdonado la hacía sentir algo en paz. Con Joe era más difícil,
cuando intentó acercarse a su nieto él no se lo impidió y tampoco le prohibió
irle a visitar pero solo eso, trataba de no hablarle o simplemente de evitarla
cuando sabía que iría a su casa.
–¿Te quedarás aquí, entonces?– le volvió a preguntar.
–Si– aceptó su madre.
Jorge, el quien fue su amante había muerto de cáncer hacía dos
años y este le había dejado toda su fortuna, ella quien siempre pensó que él no
tenía ni en que caerse muerto. Antes del morir le había pedido en forma de
juramento que perdonaría a Rodrigo por todo lo que le hizo y que encontraría la
felicidad. Cuando conoció al padre de Demi, en el bautizo de su nieto supo que
él era esa felicidad.
–Pues felicidades– dijo Nick quien había estado en silencio. Sabía
que su amigo quería perdonar a su madre, pero todavía había demasiado dolor en
su corazón.
– ¿Abuelitos se quelen?– preguntó el pequeño quien jugaba con sus
juguetes.
–Si amor– le dijo su madre con una sonrisa. –Se quieren como papi
y mami
–¿Tonces tendrán bebés?– volvió a preguntar. Guardó silencio al
ver a Joe ponerse de pie.
–Joe– lo llamó Demi.
–Tengo cosas que hacer– dijo para luego alejarse.
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Habían pasado dos semanas desde que había vuelto a ver a Miley, y
dos semanas de estar en cama por órdenes de Joe y su cuñada. En esos momentos
estaba con Rodri.
–Pasa– levantó la mirada al escuchar la voz de su cuñada.
–¿Qué haces aquí?– le preguntó a la mujer que venía con esta.
–Ella quería hablar contigo Dems– le dijo Sel.
–Me gustaría hablar contigo– comento Miley. Rodri las miraba a las
tres con curiosidad.
–Cariño– lo llamó su tía. –¿Quieres jugo?– le preguntó con una
sonrisa.
–Siiip– dijo con una sonrisa. Corrió delante de su tía y salió de
la recamara.
–Estaré abajo– le dijo Sel –Cualquier cosa ya sabes– dijo antes de
salir.
–Es toda una monada– comento Miley luego de unos minutos en
silencio.
–Gracias– dijo recogiendo un juguete y volviéndolo a poner en el
cajón.
Tenían tantas cosas que contar y tantas preguntas que hacer.
–Pensé que estabas enferma– dijo cuando al fin se atrevió a
hablar.
–Lo estoy–
–Pero tienes una hija y estás embarazada– le dijo.
–Descubrí que estaba embarazada luego de tres meses de irme de
aquí, en unas de esas tantas citas medicas– le dijo.
–¿Y está bien?– tuvo curiosidad.
–Si, está sana– le dijo con una sonrisa. –Logan también y hasta
ahora mi bebé– se acarició el vientre.
–Me alegro–
Ambas estuvieron hablando por unas cuantas horas, tenían demasiado
cosas que hablar.
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Ambos estaban acostado en la cama, Demi acurrucada en su pecho
mientras Joe le acariciaba el pelo.
–Miley y yo quedamos en llevar a Rodri y Ali al parque mañana–
susurró, estaba feliz de tener nuevamente a su amiga.
–Ella...– como preguntarle, sabía que el VIH solo se contagiaba
con contacto sexual u otros tipos de contactos con fluidos pero eso no quitaba
que se preocupara por ella o por Rodri, que su pequeño hijo compartiera con aquella
niña lo preocupaba.
–Ali no tiene VIH– le dijo levantando la cabeza y observándolo.
–Está sana, Rodri no está expuesto– le dijo con una sonrisa –Y por mi no te
preocupes– le pidió.
–Cuídate– respiró de manera profunda –Recuerda que estás
embarazada y necesitas descansar– le recordó.
–Creo que estás muy protector– inclinó el rostro con intenciones
de besarlo.
–No tonta– la observó con una sonrisa.
–Te amo–
– ¿Cuánto?– le preguntó con burla.
–Mmm– dudó – ¿Puedes contar las estrellas del cielo?– le preguntó.
–No– la miró.
–Así y más te amo
La miró larga y profundamente, ella y su hijo eran los más
importante para él.
–Demi...– dijo en un susurró.
Ella le demostraba tan fácilmente su amor que a veces temía, temía
lastimarla.
– ¿Si te lastimara me perdonarías?– tuvo la necesidad de saber.
– ¿Lastimarme?– preguntó sin entender.
–Si– contesto Joe
–Confío en ti– sonrió.
–Tonta– le acarició una mejilla con ternura.
–¿Tú me amas mucho?–
–Si– dijo –Demasiado– Con un rápido movimiento la dejó bajo su
cuerpo.
–¡¿Qué haces?!– le preguntó sorprendida.
–Planeo hacerte el amor nena– inclinó el rostro hasta rosar sus
labios.
– ¿Estás feliz de qué serás padre nuevamente?–
–Todo y que no sea como lo fue con Rodri– le dijo con una sonrisa.
–No puedo apartar las manos de tu cuerpo– aunque la amaba no estaba dispuesto a
pasar por lo que pasó cuando estuvo embarazada de Rodri, esos antojos constante
no eran bien visto por él.
Estuvo por decir algo pero la boca masculina apresó sus labios en
un suave y alargado beso, separó los labios permitiéndole deleitarse y
disfrutar de su boca. Sus manos se movieron por el contorno de su cintura y
caderas. Tal vez siempre tendrían unos que otros problemas pero se amaban y
estaban seguros que superarían cualquier obstáculo que se interpusiera entre su
felicidad y la de sus hijos. Por Rodri y por su futuro bebé sería los mejores
padres.
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–¿Y por qué no hacemos un bebé?– le preguntaba Nick a su novia
besando su cuello.
–No hasta que nos casemos– decía sonriendo.
–Eras mala amor– se acercó a sus labios.
–Y tu un pervertido– se mordió el labio al sentir como acariciaba
sus pechos.
–Que puedo decir– susurró antes de besarla. –Soy un adicto a ti–
–Nick– lo llamó cuando este se acomodó sobre su cuerpo. –¿De
verdad quieres casarte conmigo?– le preguntó cuando la miró.
–Es lo que más quiero en este mundo– le aseguró. –Eres mi vida Sel–
dicho esto la besó y se deslizó dentro de su cuerpo, haciéndola jadear.
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Con la respiración entre cortada se acomodó al lado de Demi
mientras esta se acurrucaba en su pecho. Hacerle el amor era algo de lo cual
nunca se cansaría, las reacciones de su cuerpo ante su tacto era el más
placentero y delicioso.
Se apretó más contra el cuerpo de su esposo, tal vez tres años
atrás Joe Jonas hubiese sido un arrogante, engreído, bruto, mal hablado, etc.
Pero ese era el hombre que amaba y solo al lado de él quería estar, no era de
los hombres que demostraban mucho sus sentimientos cuando tenían público pero
entre las cuatros paredes de su habitación era otro. Él era difícil de amar,
pero estaba segura que algún día sería todo lo contrario.
Demi Lovato no era la mujer que un principio hubiese querido para
tener como esposa pero no podía sentirse más orgulloso, no era inteligente, era
poco observadora y muchas otras cosas pero así la amaba y la amaba con locura.
Ella era todo lo que él no era, justo lo que necesitaba a su lado. La única
persona que podría hacerlo enojar con facilidad y la única que lo podía hacer
sonreír.
Los brazos de Morfeo los envolvieron y ambos cayeron en una
tranquila oscuridad ignorando que la puerta de la recamara era abierta por su
pequeño hijo quien entró a la habitación y se coló entre las sabanas. Como pudo
se acomodó entre medio de sus padres y no tardó en dormirse entre el calor de
sus progenitores.
No importara que se atravesara en su camino siempre iban a estar
así los cuatros. Juntos.